Muchas horas pasé con Sebastián de la Obra, pensando y dialogando sobre cuál era la forma más adecuada de exponer las fotografías del ELOGIO A LA LECTURA en el patio del Museo Casa de Sefarad.
¿Cuántas fotografías? ¿Qué formatos? ¿Qué disposición? ¿En qué materiales imprimir las imágenes? ¿A qué altura colgarlas?
Y así estuvimos dialogando y dialogando. Y soñando bocetos.
Al final acordamos colgarlas en 4 alambres de acero a media altura, de tal forma que permitiera leer el libro que el/a modelo leía y el nombre de su autor/a y al mismo tiempo no obstaculizara la visión de las conferencias y debates que habíamos programado.
Y finalmente obtuvimos un diseño expositivo con dos perspectivas diferentes. Una, la de un patio con la ropa tendida y secándose al aire. Y otra, la de un cuarto oscuro analógico, con las fotografías secándose.