Hasta el 12 de mayo puedes disfrutar de la exposición que la Fundación MAPFRE muestra en su sala Bárbara de Braganza: la retrospectiva de Anthony Hernández
ANTHONY HERNANDEZ
Hijo de inmigrantes mexicanos, Anthony Hernandez nació y se crio en Los Ángeles. Desconocedor inicialmente de las tradiciones formales del medio fotográfico y con una formación esencialmente autodidacta, desarrolló su particular forma de entender la fotografía de calle, estrechamente vinculada a las peculiaridades de su ciudad natal, a sus escenarios desolados y sus crecientes extensiones de asfalto y cemento. A lo largo de su carrera, Hernandez ha pasado con destreza del blanco y negro al color, de las cámaras de 35 mm a las de gran formato y de la figura humana al paisaje y a la abstracción de los detalles, dando lugar a una obra inusualmente variada que permanece unida por su arrebatadora belleza formal y por un sutil compromiso con temas sociales contemporáneos.
Entre las imágenes mostradas en la exposición destacan, por ejemplo, las fotografías en blanco y negro hechas en las calles del centro de Los Ángeles con las que Anthony Hernandez inició su trayectoria a finales de la década de 1960 y principios de la de 1970; sus primeras fotografías en color, realizadas en Rodeo Drive a mediados de los años ochenta, y una selección de su serie Landscapes for the Homeless [Paisajes para los sintecho], iniciada en 1988 y terminada en 1991, y que fue especialmente aplaudida por la crítica especializada. En este trabajo, Hernandez fotografió objetos abandonados en asentamientos de personas sin hogar cuando se encontraban vacíos, dejando entrever las vidas de quienes en algún momento encontraron allí refugio. Otra parte fundamental de la exposición es la que muestra el trabajo más abstracto, de gran formato y en color, realizado por el fotógrafo tanto recientemente en Los Ángeles como a lo largo de sus viajes por lugares que van desde Oakland y Baltimore hasta Roma.
En 1984, Hernandez hace su primera incursión en el color. Estas fotografías, que se agrupan en la serie Rodeo Drive, suponen un punto de inflexión en su carrera al abandonar el blanco y negro definitivamente y por ser la última serie en la que incluye la figura humana.
Continúa la muestra con La ciudad como tema, en la que se destaca la originalidad de la fotografía de calle de Hernandez, imágenes en las que trata la ciudad no solo como un escenario sino como un tema en sí mismo. En esta sección encontramos cuatros series realizadas entre 1978 y 1982, Paisajes automovilísticos, Zonas de transporte público, Cotos públicos de pesca y Zonas de uso público. Instantáneas que no solo captan las cualidades visuales del sur de California, sino que también recogen la diferencia de clases que configuran una realidad social.
Sigue el recorrido con Ausencia y presencia, sección que recoge las series Campos de tiro y Paisajes para los sin techo, fotografías en las que la figura humana se percibe solo a través de los rastros que deja a su paso y con la sección Ruinas urbanas, centrada en la exploración que realiza sobre temas visuales interconectados a los que ha vuelto repetidamente desde finales de los años noventa: paredes de ladrillo, vallas, ventanas y huecos de diversos tamaños y formas. Estas obras nos acercan a un Hernandez más conceptual conectado en muchas ocasiones con el arte contemporáneo, haciendo composiciones que muestran la profunda influencia que ha ejercido en su práctica fotográfica el minimalismo y el movimiento Light and Space.
Las series Todo y Forever se agrupan en la sección Señales y huellas, imágenes que suponen el regreso de Hernandez, por un lado a los márgenes del río en los que jugó de pequeño y en los que ahora solo ha encontrado un vertedero y un mundo ajeno en sí mismo y por otro a los asentamientos de personas sin hogar, fotografiando lo que los individuos que habitaban en esos lugares podían ver desde sus improvisadas camas.
En Descartes se agrupan las imágenes tomadas entre el año 2012 y 2015, realizadas en comunidades del desierto al este de Los Ángeles durante la peor etapa de la última crisis económica y la ola de desahucios. El fotógrafo combina en ellas paisajes, naturalezas muertas, interiores y algún retrato.
La exposición se cierra con Imágenes filtradas, fotografías que corresponden a su serie más reciente. El fotógrafo regresa a Los Ángeles y enfoca su cámara en los paneles de metal perforado de las paradas de autobús. A diferencia de su serie Zonas de transporte público, en la que la ciudad parecía expandirse indefinidamente, en Imágenes filtradas el espacio queda aplanado y comprimido. Asimismo, la vorágine de detalles que aparecían en aquellas fotografías de paradas de autobús en blanco y negro también ha desaparecido, quedando sustituida aquí por formas suavizadas y simplificadas, y manchas de vívidos colores.